Escrito por Andres Vantepaz el
Aventura

Con el anuncio de Monster Hunter Wilds, he encontrado la oportunidad perfecta para hablar de sus dos entregas más recientes, Monster Hunter World y Monster Hunter Rise. La verdad, les he dedicado una cantidad absurda de tiempo a estos dos títulos y me gustaría comentarles un poco sobre mi experiencia y también sobre la evolución que Capcom ha decidido darle a su franquicia.

Monster Hunter ha sido una de las franquicias más amadas de Capcom, con nosotros desde 2004, cuando se lanzó para PlayStation 2. Es un juego que trata de cazar monstruos con una gran variedad de armas. A primera vista, podría parecer un concepto algo aburrido, pero Capcom ha encontrado una fórmula para hacerlo extremadamente divertido e incluso adictivo.

En este juego, encarnamos a un cazador cuyo objetivo es derrotar criaturas gigantes denominadas Wyverns. Incluso me atrevería a decir que gran parte de los jugadores no prestan mucha atención a la historia, ya que lo que nos interesa es pelear contra estas gigantes y variadas criaturas. Podríamos decir que el juego se centra totalmente en tener peleas contra jefes finales. Cada combate se basa en derrotar una criatura con mecánicas completamente diferentes, adaptarnos a sus movimientos y usar las distintas armas para crear una estrategia específica para cada uno.

A diferencia de otros juegos en los que seleccionamos una clase como paladín, guerrero o mago, en Monster Hunter es el arma que seleccionamos la que determina nuestra “clase”. Con un total de 14 armas, cada una con una jugabilidad, armadura y habilidades diferentes, el juego ofrece una gran rejugabilidad. Si nos aburrimos de jugar con la espada larga, podemos probar algo totalmente diferente como la cornamusa o el arco, y tendremos que aprender a jugar nuevamente, adaptándonos a las nuevas funciones.

Monster Hunter World, su entrega reciente más grande, nos presenta un mundo totalmente renovado con unos gráficos francamente espectaculares y una biodiversidad en cada mapa. Cada bioma tiene su propia vegetación y fauna, haciendo que literalmente sintamos que estamos allí. Al observar las criaturas sin interferir, podemos ver cómo se alimentan, duermen y cazan entre sí. Es un gran detalle que mucha gente no se toma el tiempo de apreciar, dado que prefieren iniciar el combate con los diferentes Wyverns. Por cierto, podremos hacer interacciones con el entorno, como atraparlos con enredaderas de la jungla, lanzarlos por una cascada o hacer que caigan en trampas de arena de los biomas del desierto.

Con su expansión, Monster Hunter World: Iceborne, su universo y jugabilidad aumentan considerablemente, añadiendo varios niveles a su historia y varios Wyverns nuevos, como Safi’jiiva, un dragón anciano con un combate por fases. Este combate pone a los jugadores más experimentados a prueba, ya que se realiza por niveles y cada nivel regenera la salud de Safi’jiiva y añade nuevas mecánicas tanto en el mapa como en el dragón anciano en sí.

Por otro lado, Monster Hunter Rise, a pesar de tener una menor calidad gráfica, nos ofrece la misma experiencia de juego, añadiendo un medio de transporte, un Canyne, una especie de lobo o perro gigante que podemos usar para desplazarnos por los diferentes biomas, que no son particularmente pequeños. Esto hubiera sido de gran ayuda en Monster Hunter World. También estos Canyne nos apoyan en el combate junto con el ya conocido Felyne, un gatito que nos ayuda curándonos o poniendo trampas, según cómo tengamos configuradas sus diferentes habilidades.

En ambos Monster Hunter, tenemos la posibilidad de ir a las diferentes cacerías con hasta cuatro amigos, lo que ha sido una gran adición al Xbox Game Pass. Así que, si deseas un juego para tener muchas horas de diversión, estos dos títulos con sus respectivas expansiones son una gran opción. Apenas tenga la oportunidad de probar el nuevo Monster Hunter Wilds, que será lanzado próximamente, les daré mi opinión.

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